Antes que nada, si usted entró a este Blog pensando lo que no es, debería confesarse, vamos es a hablar de cómo hacer una buena barbacoa, así que la primera advertencia de este artículo es que a lo mejor una que otra frasesita puede, o no, llevar un doble y hasta un triple sentido, como por ejemplo ¿Qué tal si juntamos mi chorizo con tu arepa?, eso depende de la mente de cada uno.
La segunda advertencia es que esto es un relato de un Man de barrio y a veces no me expreso muy bien.
Es que les voy a contar una historia que me pasó cierto domingo en casa recordando a mi amor platónico. Una muchacha de esas que son una en un millón, de esas que se sienta a comer chorizo con uno en un andén, de esas a las que les da igual el taxi que el bus.
Sí, de esas guerreras que uno por allá terminando el mes y raspando la quincena invita a comer pan con salchichón y gaseosa, y luego le da chorizo… Pues en el puesto de la esquina y son felices.
Les voy a ir contando desde el principio.
Ella y yo nos conocimos en la universidad, mientras ella llegaba en su Mercedes, yo llegaba nítido en la buseta porque lo que no hay es pena para nada.
Es que el problema mío (dicen algunos) es que no me da pena es de nada, pero cada que veía a esa mujer se me cortaba la respiración, era como si no pudiera hablar y empezaba a sudar, y es que cualquiera suda viendo ese unicornio (para el contexto: tremendo ángel esa hijuemadre).
Lo cierto del caso es que como trabajo en D´Carnilsa me fui a hacer un reparto de Chorizos Santarrosanos, y en las vueltas que da la vida fui a parar a la casa de ella; todo sudado, todo aguasaliado, oliendo a vueltacanela de loco y esta berrionda me invitó disque a entrar, esa sí no la vi venir.
Aquí si me toca hacer un pequeño paréntesis, y es que después de ese día ando con el pachulí en el bolsillo, a mi no me vuelve a pasar esa, la madre pues.
Chorizo Santarrosano especial para barbacoas
Es que hay que hacerse respetar.
Ella estaba con sus amiguetes y me presentó, esos lagartos me miraron como raro porque claro, me agarraron desorganizado… Ah es que yo recién bañadito pongo a Brad Pitt a comer Yupis.
Pero la sorpresa fue cuando miro esa barbacoa que estaban haciendo y ¡no que tristeza! Esos piticos de carne, como tres mazorcas y ese carbón medio apagado, mejor dicho, tenía más carne un huevo.
Fue aquí que tomé la decisión de mi vida y me dije a mi mismo “Mi mismo, vamos a darle chorizo a toda esta gente”, y fui y saqué unos cuantos paquetes del verdadero chorizo santarrosano auténtico D´carnilsa. Con estos voy es a la fija, mejor dicho, voy sin falla. Con este si le meto el chorizo a esa muchacha.
Pues que le meto el chorizo al asador, acuérdense que les hable del doble sentido. A veces no me sé expresar bien, es que yo salí del barrio, pero el barrio no ha salido de mí.
En fin. Les he metido ese chorizo santarrosano al asador y empieza ese hp a soltar el humito ese que se le hace agua a uno la boca, ese olor que lo transporta a uno a la tierrita, por allá a Santa Rosa de Cabal donde uno se come ese chorizo colombiano tradicional delicioso.
y ahí sí se acercaron esos lagartos a ver qué o qué con el asador y a preguntar qué era lo que estaba asando.
Entonces yo saqué mi pecho de nea y les dije: Estoy asando el mejor chorizo de Europa y me paro duro con el que sea, es que no hay igual. Este choricito si está bien hecho, no como esos otros que se lo come hoy y lo huele pasado mañana, los tales No Me Olvide. ¡Aquí lo que hay es calidad papi!
Vea, sin mentirles, éramos como 7 pelagatos y nos tragamos como 20 chorizos, es que es difícil parar.
Y cuando ya estábamos por las últimas le dije a la china –“Oiste, ¿qué tal si juntamos mi chorizo con tu arepa? Y me cacheteó.
Es que no entendió que le estaba pidiendo arepas colombianas de las que le llevé con el pedido
(No he vuelto a saber de ella) *Termina el artículo llorando *
¡Suerte es que les digo!
